domingo, 9 de marzo de 2008

Y fue bautizada con el nombre de Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga.

"El parto fue tan largo como difícil, la comadrona diagnosticó que la niña recién nacida no sobreviviría más de unas horas: esta guagua tiene un color púrpura que no anuncia nada bueno- precisó la mujer, de vasta experiencia en este oficio-dejen entrar al padre para que la alcance a conocer.

Jerónimo se enterneció al ver a su hija y cuando le contaron de su grave estado, recordó las escasas enseñanzas que conservaba de su paso por el Seminario (cuando en su juventud intentó cumplir los deseos de su madre, de ordenarse como sacerdote) y tomando a su hija en los brazos, corrió hasta la iglesia del pueblo, para bautizarla".

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